2022
Arte híbrido
Batería robótica controlada por bio-robot, algoritmos de IA, sonido multicanal.
Los intentos de comparar al cerebro con computadoras ha llegado a varios callejones sin salida desde las ciencias de la cognición y las ciencias de la computación, porque básicamente, se ha comparado con computadoras electrónicas convencionales (con arquitectura Von Nauman o Princeton), y la manera en la transducen/gestionan la información no tiene nada que ver con un sistema biológico. Pero, si la computadora estuviera hecha de neuronas qué nuevas preguntas podrían hacerse? Que le faltaría para ser un cerebro? O qué le sobraría para ser una computadora?
SOMA es una obra que aborda el tema de las neurodivergencias y de la obsoleta idea del cerebro humano como centro de la inteligencia y la sensibilidad en el universo.
Es una escultura cinética controlada por una computadora no convencional, esto es, su procesador no está hecho de silicio y metales; es un chip hecho a base de neuronas biológicas vivas, un ganglio neuronal que es tratado como un microprocesador para generar un sistema de composición sonora con entradas, salidas, memoria y técnicas de circuit bending con las cuales realizar procesos de biofeedback.
Una red neuronal biológica pero artificial, una red neuronal artificial y una red neuronal natural y humana se combinan para generar una obra que nos permite escuchar una conversación transespecie.
Iteración 0.001
Esta es la primera versión de una serie de obras basadas en esta técnica de biorobótica.
En el escenario podemos ver una batería robótica que es controlada por el chip neuronal, a través de la técnica de patch-clam se puede recoger la bioseñal producida por el ganglio neuronal y analizarla con diferentes técnicas para alimentar algoritmos de machine learning, estos algoritmos son los que controlan la batería.
Por otro lado, tenemos a un baterista humano que escucha los ritmos producidos por la batería e improvisa con ellos. El baterista tiene conectado un sensor de ondas neuronales (electroencefalógrafo) a su lóbulo occipital para medir su actividad, con estás señales se hacen pequeñas estimulaciones eléctricas y químicas al chip neuronal (especialmente con serotonina), esta estimulación funciona como una especie de circuit bending químico ya que la actividad del chip neuronal cambia radicalmente su actividad.
Gracias a las técnicas de electrofisiología celular es posible despojar de su materialidad a estos dos cerebros diferentes y utilizar la información de sus bioseñales para crear una conversación, una conversación sonora, rítmica, no semántica, pero con sus propia gramática y que permite al público intuir la conexión que está sucediendo a través de la escucha. Esta información es mediada por un live coder que permite desarrollar composicionalmente la obra.